Yo no sabía que ellos no sabían.
Yo no sabía que ellos no tenían ni idea.
Mis amigos varones.
Mi realidad femenina.
Era tan obvio para mí, la realidad que vivo todos los días, que no podía creer que no lo supieran. Pero, me juraron que no lo sabían.
Y entonces, les expliqué.
Les expliqué la sutil amenaza que percibo mientras camino sola por la calle, y peor aún por la noche. Los piropos aparentemente inocentes de los hombres en esas calles y cómo mi respuesta podría afectar lo que sucedería a continuación. Siempre consciente, pensando cómo reducir el riesgo, la amenaza y si responder y cómo.
Les expliqué cómo aumenta mis latidos al escuchar pasos detrás de mí, cada vez más cerca. Puede ser solo un hombre corriendo a casa. También puede ser mucho peor. Yo cruzo la calle. ¿Él también lo hará?
Les expliqué cómo conscientemente elijo mi asiento en el autobús y el metro para no quedar aislada y no sentarme cerca de un posible canalla, qué hago para parecer relajada y segura, incluso cuando un incidente antes del embarque me haya hecho sentir incómoda. Sentada con confianza, sin ostentación, con la cabeza alta, sin parecer arrogante. La arrogancia les molesta a esos canallas en el autobús. Activa todas sus alarmas de inferioridad a toda potencia y desencadena su necesidad instintiva de demostrar su valía a costa de quien sea más débil o pueda serlo.
Les expliqué cómo ignoro un contacto no deseado. Gritar por ayuda llamaría la atención y ¿qué pensaría la gente? Lo más probable es que me culpen, podrían decir que debí haberme insinuado. El silencio es mejor. Abofetearlo no es una opción. Físicamente él es más fuerte. La violencia me pone en el lado perdedor. Así que me quedo callada y me convenzo de que no fue nada, riéndome o simplemente pretendiendo que nunca sucedió. Lamentablemente sucedió y tengo una confirmación más de la necesidad de estar en guardia todo el tiempo. Y más cuidada, si es posible.
Les expliqué y expliqué, cuando supe que los hombres buenos en mi vida no lo sabían.
Les expliqué y expliqué, cuando me di cuenta de que deberían saberlo.
Necesitan saber lo que significa ser una mujer en los espacios públicos.
Les expliqué … y salieron cosas buenas.
Ellos me entendieron y entendieron mi comportamiento.
Ellos ahora entenderán a las otras mujeres en sus vidas.
Serán más conscientes en espacios públicos y estarán atentos a la seguridad de otras mujeres.
Y retarán a los asquerosos cuando presencien su mal comportamiento.
Yo les expliqué … así que ellos supieron y se volvieron mis aliados.
Porque, después de todo, SOLAMENTE JUNTOS podemos cambiar el mundo.