Aunque puede que no sea algo en lo que pensamos todos los días, y menos aún cuando la vida es buena, la injusticia social toca todos los aspectos de nuestra existencia y es posible que ni siquiera nos demos cuenta. Tiene muchos niveles y muchas expresiones diferentes, con algo en común: daña el tejido de nuestra sociedad y eventualmente nos lastima a todos.
Las injusticias van desde lo aparentemente inofensivo en la esfera personal, como cuando se dice a las niñas en la familia que se mantengan calladas y en orden, hasta lo obviamente criminal en la esfera global, como la trata de personas para la explotación sexual. Van desde la deshumanización normalizada de las mujeres en la publicidad, hasta la explotación económica invisible de los más vulnerables en la sociedad, y todo lo que se encuentra en el medio y más allá.
Y no es solo que esas cosas nos puedan pasar a nosotras o a nuestros seres queridos, que algún día podamos sufrir directamente a causa de tal injusticia, es simplemente su propia existencia lo que representa una amenaza para nuestro bienestar individual y colectivo. Vivir con el miedo a la agresión sexual daña las mentes de muchas mujeres, incluso si nunca les sucediera. La incapacidad para expresarse ha sofocado muchas voces y hay grandes ideas que nunca han visto la luz a causa de ello. Y la lista continúa.
¡Es la hora de cambiar!
La justicia social es importante porque les brinda a ti, a tus seres queridos y a todos los miembros de la sociedad la oportunidad de desarrollarse, crecer y contribuir en un ambiente adecuado. Conduce a la satisfacción y la seguridad, ya que evita la situación en la que los tratados injustamente se levantarán y reclamarán con fuerza sus derechos. Conduce a un progreso más rápido y más diverso cuando diferentes sectores de la sociedad pueden hacer su contribución con su experiencia y desde su punto de vista. Es mejor para todos nosotros.
Ya sea que comencemos nuestra lucha por la justicia social porque queremos seguridad para nosotras y nuestros seres queridos, o porque nos sentimos responsables de la sociedad de la que somos parte y apoyamos el principio de una sociedad justa; el motivo no interesa. Mientras empecemos. En el proceso de crecimiento personal y cambio social, a través del choque y la cohesión, entenderemos que se trataba de mucho más que nosotras y de nuestros seres queridos.
Entonces, una vez que despertamos y nos capacitamos para superar la programación que nos mantuvo confinados a los límites de nuestro pensamiento, nos damos cuenta de nuestra capacidad para marcar la diferencia. A medida que avanzamos en el camino del autodesarrollo, expandimos nuestros corazones y nuestras mentes. Obtenemos el conocimiento y las herramientas necesarias para lograr un impacto social y aumentamos nuestra determinación de hacer todo lo posible para crear un mundo mejor.
En Mujer Despierta creemos firmemente que es nuestro deber dejar un legado y hacer de este mundo un lugar mejor para las próximas generaciones. Estamos convencidos de que con los ojos abiertos a la conciencia, con corazones llenos de amor y compasión, con toda la fuerza en nuestros músculos y mentes y con el conocimiento y las herramientas disponibles, podemos hacer la diferencia. Y lo haremos.